Ana Paula Solano Brenes
Pasante de FUNPADEM
La propagación de la pandemia provocada por el virus COVID-19 ha generado una serie de consecuencias alrededor del mundo, un déficit en políticas públicas de salud, educación y empleo han sido expuestas ante el rápido avance de la crisis sanitaria. Ha sido inevitable el retroceso del crecimiento económico para las economías en desarrollo, principalmente en los países de la región latinoamericana. De acuerdo con datos del Banco Mundial, se estima que la contracción de la actividad económica de los países de América Latina y el Caribe es de un 7.2%, superando las crisis de 1980 y la del 2008-2009. (Banco Mundial, 2020)
Por su parte, la subregión de América Central verá contraída su economía en un 3,6% para este 2020.[1] En su mayoría, las principales causas de la desaceleración de las actividades económicas en el contexto de la pandemia han sido las restricciones impuestas por los gobiernos con el fin de disminuir la propagación del virus, la caída en el ingreso de remesas y de los precios de productos agrícolas, así como el cese de actividades turísticas. (Banco Mundial, 2020)
En este contexto, se debe resaltar la afectación a uno de los factores económicos más importantes para el desarrollo y crecimiento económico: el empleo. Las modificaciones en las actividades laborales supusieron graves afectaciones para la región en términos de empleo. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha estimado que, durante el segundo trimestre del 2020, se experimentó el mayor impacto. Aproximadamente 47 millones de empleos se perdieron, lo que significó un aumento de 2,1% en la desocupación abierta[2] con respecto al 8,9% del segundo trimestre del año 2019.
Efectos en las actividades laborales
En el informe interanual de la CEPAL, se demuestra las grandes brechas de desigualdad existentes con respecto al empleo diferenciado; concepto que refleja dos importantes categorías de ocupación en el mercado laboral, las cuales son el trabajo asalariado y el trabajo por cuenta propia3 (CEPAL & OIT; 2020).
La necesidad de los gobiernos por imponer medidas estrictas con el fin de evitar la propagación del COVID-19 y hacer frente a la crisis sanitaria, puso en jaque la continuidad de las actividades laborales en gran parte de los sectores productivos como el servicio doméstico, restaurantes, hoteles y comercio. Siendo estos los más afectados por las restricciones de tránsito (principalmente transporte público), cierres temporales y las medidas de distanciamiento necesarias para evitar el contagio del COVID-19.
Como resultado de las medidas impuestas, el trabajo por cuenta propia ha experimentado un mayor impacto negativo de manera general en los países de la región. Debido a que, el cumplimiento de este tipo de actividad laboral amerita la presencialidad o el contacto directo en muchos casos (servicio doméstico, emprendimientos), reduciendo las posibilidades de ser sustituido por prácticas de adaptación como el teletrabajo.
Por otra parte, la pérdida de trabajo asalariado se ha visto mayormente reflejado en el sector privado como resultado de la débil capacidad de las empresas para enfrentar la reducción de la demanda a nivel mundial. En el sector público, específicamente en las categorías de servicios de salud, educación y administración pública han sido las actividades con mayor actividad pese a la pandemia(CEPAL & OIT; 2020)
A pesar de las grandes afectaciones sufridas por la población económicamente activa en general, el empleo informal ocupa el primer lugar como sector mayormente afectado por la reducción de actividades laborales. Por ejemplo, Costa Rica reflejó una contracción del -6,6% del empleo informal (CEPAL; 2020).
De igual manera, las empresas se han visto obligadas a reducir el personal con el propósito de sobrellevar la considerable reducción en la producción debido a la baja en la demanda. Por lo cual, se puede determinar que en la mayoría de los países latinoamericanos las medidas han sido reducción del personal, reducción de la jornada laboral, adelanto de vacaciones y teletrabajo[3]. Por ejemplo, en Costa Rica el 20.8% de las empresas optó por reducir el personal como medida ante la crisis. (CEPAL & OIT, 2020).
Población más afectada
El impacto de la pandemia ha sido generalizado para todos los sectores de la población. No obstante, la población en condición de vulnerabilidad, así como personas que laboran en el trabajo informal han sido los más afectados. La CEPAL, en su análisis sobre la coyuntura de las actividades laborales en la región, determina que la tasa de ocupación cayó a un -10% lo cual equivale aproximadamente, a la pérdida de 2.8 millones de empleos en los países latinoamericanos con información disponible[4] (2020). Es decir, estas personas desocupadas no iniciaron la búsqueda de un nuevo empleo, como resultado del aumento de la dificultad para ubicarse en algún sector laboral. De igual manera, las personas trabajadoras por cuenta propia vieron detenida abruptamente su actividad laboral sin posibilidad de adecuarse a nuevos métodos para la reactivación inmediata, generando una caída de la participación en un -9,5% al aumentar la cantidad de población inactiva. (CEPAL & OIT, 2020)
Conclusiones
Ciertamente, la crisis económica desplegada por la rápida expansión del COVID-19 ha creado una de las más graves afectaciones en desarrollo y crecimiento económico de la región de América Latina y el Caribe. Traduciéndose en el más bajo crecimiento económico desde la última década, índices de pobreza en ascenso y un recrudecimiento de las brechas de desigualdad social. Es por esto, que es necesario que, los gobiernos de la región puedan crear planes de acción y políticas públicas a mediano y largo plazo que favorezcan la reactivación económica de la región sin poner en peligro el cumplimiento de los derechos labores y, por ende, del trabajo decente.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
SA. (2020). Perspectivas Económicas de América Latina 2020: transformación digital para una mejor reconstrucción. Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Recuperado de: https://www.bancomundial.org/es/region/lac/overview
SA. (2020). Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe: la inmigración laboral en América Latina. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Recuperado de: https://www.cepal.org/es/publicaciones/45557-coyuntura-laboral-america-latina-caribe-trabajo-tiempos-pandemia-desafios-frente
[1] Contracción de las economías de América Central (PIB a precios de mercado): Guatemala -3,0%, Honduras -3,5%, El Salvador -5,4%, Nicaragua -6,3%, Costa Rica -3,3% y Panamá -2,0%.
[2] Porcentaje total de la cantidad de personas desocupadas con respecto a la Población Económicamente Activa. Para el 2020, se registró un 11% de desocupación abierta.
[3] De acuerdo con el informe de la CEPAL la cantidad de información por país disponible para medir los impactos del COVID-19 en las actividades laborales, es reducida (Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Paraguay y Perú).
[4] Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Jamaica, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.